jueves, 18 de junio de 2009

Heridas en palmeras, causa y reacción

Por: Juan R. Montosa, Terrassa 30 de Mayo de 2009


Utilizando a los árboles de forma comparativa, veremos como las palmeras y éstos, han evolucionado, elaborando diferentes sistemas de defensa ante las heridas producidas en el tronco.

Empezando por el principio, daremos un pequeño repaso a la evolución de las plantas.
Hace 400 millones de años apareció la primera planta con hojas, y 350 millones de años que la planta se aseguró su propia reproducción, evolucionando hasta producir el óvulo y el polen. Estas plantas se llamaron Gimnospermas y hace 100 millones de años aparecieron las Angiospermas.



Tabla 1. Evolución de las plantas



Las Angiospermas se dividen en dos grupos, que son las Dicotiledóneas y las Monocotiledóneas. En el primer grupo encontramos los árboles, que han evolucionado formando un complejo sistema de defensa ante las heridas causadas por diversos motivos, ya sean naturales o por la acción del hombre. Las palmeras las encontramos en el segundo grupo, el de las Monocotiledóneas, éstas han evolucionado de forma diferente que los árboles, formando un sistema menos complejo pero igual de eficaz. Con esto ahorran energía y se defienden igual de bien de las agresiones externas, de hecho lo llevan haciendo cien millones de años con éxito.


Tabla 2. Diferencias entre dicotiledóneas y monocotiledóneas.




La compartimentación en los árboles


Después de 400 millones de años evolucionando, los árboles han creado un medio de defensa muy eficiente y complejo que consiste en compartimentar la madera herida o infectada, es decir, la cercan para que no pueda extenderse. De esta forma no gastan energía en reparar los daños como hacen los animales o los seres humanos.
Si hacemos un corte transversal en el tronco de un árbol, veremos los anillos de crecimiento formados por el cambium vascular. Éste, se encarga de crear una capa interna cada año, “hacer un árbol nuevo sobre el viejo”.


Figura 1. Sección del tronco de un árbol.




El cambium es una delgada capa cilíndrica, que hacia fuera deposita el floema, una zona de células encargadas de transportar líquidos descendentes (sustancias producidas en las hojas). Hacia dentro deposita capas de xilema, que transporta hacia arriba el agua y las sustancias hidrosolubles.




Foto 1. Sección transversal del tronco de un árbol.


El cambium forma dos tipos de células básicas, las que tienen el eje mayor perpendicular al eje del tronco y otras con su eje mayor paralelo al eje del tronco. Las perpendiculares son los radios del parénquima, que forma tabiques radiales, mientras las células longitudinales rellenan los compartimientos entre los radios.
Las células denominadas parénquima son las encargadas de almacenar nutrientes. Las capas de madera más recientes, en las que las células parenquimaticas aún conservan su contenido vivo, se les llaman Albura del árbol. Las capas viejas próximas al eje del árbol, forman una zona llamada Duramen, que se diferencia por tener una madera con un color más oscuro.




Foto 2. Cierre de una herida producida a un árbol.



Los árboles son capaces de cerrar una herida producida por alguna agresión, o simplemente por la poda de alguna de sus ramas. Esto es debido, a la actuación del cambium, (en el CODIT barrera numero 4).



La compartimentación en las palmeras


Las palmeras han evolucionado elaborando un sistema sencillo pero muy eficiente.
Al hacer un corte transversal en el tronco, veremos que prácticamente no hay zonas diferenciadas, ni anillos de crecimiento como en los árboles, ya que el tronco de la palmera carece de cambium y no presenta crecimiento secundario en anchura. Una vez han alcanzado el grosor definitivo en su estado joven, ésta solo crece en altura.


Foto 3. Corte transversal del estípite de una palmera P. canariensis



En el corte transversal del tronco de la palmera, podemos diferenciar tres zonas, la corteza, el periciclo y en el centro la médula.




Figura 2. Sección del tronco de una palmera




Tienen un sistema vascular muy importante, formado por miles de haces conductores lignificados que atraviesan el tronco longitudinalmente. Éstos tienen en su interior vasos de xilema y floema, y están envueltos por unas fundas de fibras esclerenquimáticas, englobadas entre miles de células parenquimáticas.




Foto 4. Estructura reticulada del estípite P. canariensis.





Las palmeras utilizan un sistema de compartimentación al igual que los árboles, pero al no presentar cambium anular, las palmeras no cierran sus heridas, y éstas persisten en el tronco para toda la vida. Esto podría significar, que con el tiempo, estas heridas pudieran afectar a la estabilidad de la palmera, aunque éstas han elaborado un sistema de protección muy curioso. Utilizan sílice que extraen del suelo para reforzar la resistencia del tronco, acumulando más cantidad en las zonas donde se producen estas heridas y haciendo una pared muy dura, casi como una piedra.

La resistencia de la palmera se basa en la elasticidad. Las fibras de ésta, hacen que sea uno de los vegetales más elásticos del planeta. Esto sumado a su potente sistema radicular y su efectividad aerodinámica, hace que sea casi imposible que se vuelque por fuertes vientos. Es más probable que se parta a una altura determinada del tronco, a que caiga arrancada de raíz, debido a que forma fibras más densas en la periferia del tronco, en la parte basal, creando zonas de alta, media y baja densidad, de fuera hacia adentro.

Esto no es proporcional a la altura de la palmera, ya que estas fibras de media y alta densidad se forman cuando acaba el crecimiento en grosor. Por este motivo muchos troncos se parten justo en el punto donde acaban dichas fibras.





Figura 3. Densidad del estípite




Heridas en el estípite de las palmeras


Las heridas en el estípite pueden producirse por diversos motivos, por podar las palmeras subiendo con espuelas, por golpes, desgarros de la corteza, etc. Muchas de estas heridas se producen por no protegerlas adecuadamente cuando se hacen obras en zonas próximas a éstas. En este caso deberían proteger el estípite con tablones cogidos por un alambre o cuerda, nunca clavados al tronco, y evitar la compactación del suelo por maquinaria pesada.

















Fotos 5 y 6. Daños por obras y estípites protegidos.



En el caso de que la herida se produzca por el chorreo constante de agua de un aspersor, ésta puede llegar a la medula con la consecuente pudrición del tronco.




Foto 7. Tronco de palmera podrido por el chorro de un aspersor.



En muchos parques y jardines de nuestras ciudades, podemos ver como implantan céspedes en zonas donde hay palmeras adultas, algunas de ellas centenarias. Los técnicos o responsables encargados de estas obras, no tienen en cuenta la situación de estas palmeras o desconocen por completo su biología. Una palmera de más de cien años, tiene un valor infinitamente mayor al de un césped, con lo cual deberíamos valorar si es viable plantar el césped, o buscar otra alternativa. En todo caso, si se acaba plantando el césped, deberíamos intentar dirigir los aspersores o difusores, para que el agua no impacte directamente en el tronco de la palmera ya que produciría daños irreversibles en el mismo.





BIBLIOGRAFIA:

Arboricultura moderna compendio, Alex L. Shigo.
La poda de los árboles ornamentales, Drenou C.
La poda de las palmeras ornamentales, B. Moya, J. Plumed, C. Littardi.
Genera Palmarum, John Dransfield, Natalie W. Uhl, Conny B. Asmussen, etc.
Internet: http://www.biologia.edu.ar/

FOTOS Y DIBUJOS: Juan Ramón Montosa
Figura nº3. Densidad del estípite “The Structural biology of Palms,



Si a alguien le interesa ver mejor las fotos o los dibujos que me lo diga y se los mando.
jmontosa@hotmail.com

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